Lleva décadas en California, pero sigue teniendo trazas de dama sureña. Es menuda, elegante (jersey de cuello chimenea, falda lápiz, botas altas) y de maneras suaves. Sonríe educadamente ante cada pregunta y reflexiona cada respuesta con un sorbo de café. Resulta difícil, en resumen, imaginar que su pasión sea planificar asesinatos sangrientos y escarbar en los más oscuros impulsos del alma humana.
Y más aún que, aunque ahora escriba en el amplio despacho de su mansión, no siempre lo tuviese tan fácil. Su carrera como escritora se gestó en muchas noches de insomnio, cuando era solo una guionista de televisión que fantaseaba con asesinar a un exmarido litigante.
Ahora, 34 años después, la detective que nació de esas noches en vela, Kinsey Millhone, es la mejor amiga de 10 millones de lectores en 26 idiomas, y la serie de novelas conocida como Alfabeto del crimen (editadas en España por Tusquets) que empezó con A de asesinato va ya por la equis. ¿Es el final de una era? Ella no lo ve así. "¿Por qué iba a terminar cuando llegue a la zeta? dice tranquila. Escribiré sobre Kinsey mientras tenga energía y la cabeza en su sitio".
Mujerhoy: Cuando empezó A de asesinato, ¿se imaginaba que llegaría tan lejos?
Sue Grafton: No lo sé. Era optimista, desde luego. Mi intención era escribir 26 novelas, pero ¿cómo iba a adivinar que lo lograría? He sido muy afortunada y me siento muy sorprendida.
Mujerhoy: Creo que ya tiene elegido el título del último libro de la serie.
Sue Grafton: Será Z is for Zero (Z de cero) a menos que se me ocurra algo mejor. Pero la verdad es que también creía que "xenofobia" acabaría siendo el título elegido para X y, ay, no hay un solo extranjero en la trama (y no me parecía bien introducir uno solo para satisfacer la necesidad de matarlo). Así que ya veremos.
Mujerhoy: Tengo entendido que, al principio de la serie, su exmarido fue una inspiración para usted.
Sue Grafton: Pasé por un divorcio muy difícil, con una agria pelea por la custodia de nuestros hijos, y no tenía dinero para un buen abogado. Así que solo podía quedarme despierta por las noches imaginando maneras de asesinar a mi ex. Y un día decidí escribirlas. La primera fue a base de hojas de adelfa.
Mujerhoy: Vaya, su ex debe de tenerle miedo.
Sue Grafton: [Risas]. No, ahora nos llevamos bien. Hace poco nos vimos en la boda de uno de nuestros hijos.
Mujerhoy: Trabajó como guionista televisiva hasta G de guardaespaldas, pero siempre se ha negado a que adapten sus novelas a la pantalla. ¿Por qué?
Sue Grafton: Pasé mucho tiempo intentando escapar de ese mundo como para ahora volver a él. Me gusta escribir, pero en televisión no controlas tus creaciones y todo se hace muy deprisa. Así que he dejado claro a mis tres hijos que, como vendan los derechos de mis novelas tras mi muerte, volveré de la tumba para perseguirles. Y [entorna los ojos con expresión malvada] saben que lo haré.
Mujerhoy: ¿Cómo ha evolucionado Kinsey a lo largo de los años?
Sue Grafton: Me cuesta contestar porque, en esencia, yo soy Kinsey. La gente dice que se ha ablandado (yo creo que no), pero, en realidad, yo no le digo a Kinsey qué hacer, ella me lo dice a mí. Mi trabajo es seguirla en sus aventuras y transcribirlas fielmente. En cada novela, me veo obligada a cavar más y más hondo en los misterios del corazón humano. Y es un territorio muy oscuro.
Mujerhoy: ¿Terminarán las aventuras de Kinsey en Z?
Sue Grafton: Espero seguir escribiendo sobre ella, pero depende mucho de mi estado mental. Estas novelas requieren ingenio y quiero ofrecer a los lectores lo mejor. Y Kinsey nunca me permitiría escribir sobre otro detective privado. Es una tirana muy severa.
Mujerhoy: ¿Tiene contacto con los fans?
Sue Grafton: Sí, me escriben mucho. Sobre todo, cuando cometo algún error. Una vez Kinsey se dejó las llaves del coche puestas en el contacto y, unas páginas después, las encontró en su bolsillo [Sonríe]. Hubo una avalancha de cartas.
No quiero que lleven mis novelas al cine. He dicho a mis hijos que, si venden los derechos tras mi muerte, volveré de la tumba para perseguirles
SUE GRAFTONEscritora
Mujerhoy: Sus padres eran alcohólicos. ¿Cómo ha influido ese tema en su escritura?
Sue Grafton: Mi infancia fue muy dura, muy difícil. Mi padre era un alcohólico funcional. Se levantaba, se tomaba una copa y se iba a trabajar. Mi madre era también alcohólica, de un tipo más doméstico. Y cuando creces en un hogar así tienes que tener tu capacidad de observación muy afinada. Has de ser capaz de ver al instante cuánto han bebido y a qué te expones, y actuar en consecuencia. Supongo que eso me ayudó a formarme como escritora.
Mujerhoy: Ambos eran hijos de misioneros presbiterianos. ¿Eso también le influyó?
Sue Grafton: Bueno, los presbiterianos andan siempre intentando conciliar la predestinación con el libre albedrío. Algo que es imposible, claro. Dicen que para Dios no hay presente, ni pasado, ni futuro, lo ve todo a la vez, eres tú quien no lo sabe aún.
Mujerhoy: ¿Y usted cree eso también?
Sue Grafton: Oh, no, para nada. Pero es un consuelo, cuando sufro un bloqueo, pensar que mi novela está ya escrita en el futuro y que solo tengo que llegar hasta ahí.
Mujerhoy: Ya que menciona su proceso creativo, ¿puede hablarnos del ego y la sombra, que tanto menciona al hablar de su escritura?
Sue Grafton: Ambos son conceptos jungianos. La sombra es tu verdadero yo. Y el ego, todas las construcciones que están por encima. Los modales, las convenciones sociales... Cuando escribo, es la sombra la que sabe por dónde hay que ir (si me bloqueo, me está diciendo que tengo que repensar algo) y es el ego el que quiere tomar el camino fácil hacia el final. Pero también tiene su utilidad. Cuando estoy de gira, por ejemplo, necesito esas construcciones, porque soy introvertida.
Mujerhoy: ¿Considera la opción de jubilarse?