Caminando esta mañana por el Parque Forestal hemos visto varios eucaliptos.
Alguien me enseñó a reconocer las hojas del eucalipto joven, que son más redondas pero que huelen igual de bien.
Y ahora veo en gardenista.com una idea de spa casero en el que el agua caliente hace que los aceites esenciales nos envuelvan y nos cuiden ese catarro traidor que a veces nos ataca.
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