En la edición de Penguin son 100 páginas de un libro de bolsillo. Pero en esas pocas páginas entramos inmediatamente en el dialogo interior de una mujer joven de la que sabemos muy poco, ni siquiera su nombre.
Solamente que es una triunfadora en el mundo de los negocios, que tiene un bonito apartamento, un novio de clase alta y que a pesar de todo eso sus pensamientos son lúcidos y conscientes de que vive en una sociedad que la discrimina por su color de piel, su procedencia jamaicana, por ser una mujer. Un diagnostico médico hace que deje de aceptar automáticamente su vida tal como es.
Sus propios compañeros de trabajo piensan que ha llegado tan lejos por las cuotas, por ser mujer, por ser de color y no dudan en decirlo delante de ella. Su ropa elegante no es suficiente para que por la calle no reciba insultos de personas que no conoce. Su deseo de integrarse en una sociedad que presume de tolerancia pero que sigue considerándola extranjera a pesar de haber nacido en el Reino Unido, igual que sus padres hace que haya llegado a un punto en que no disfruta de su vida. Esa sensación de impotencia y de rabia contenida explican la "extraña" decisión que la protagonista medita tomar en las últimas páginas de este impresionante opera prima de Natasha Brown
La autora estudió Matemáticas en Cambridge y pasó diez años trabajando en las finanzas. En las entrevistas desmiente que su libro se base en sus propias experiencias y explica que eligió deliberadamente una forma de escribir que nos obliga a sentir la violencia del racismo, el colonialismo, el sexismo en ambientes supuestamente "civilizados" como si nos sucediera a nosotros.
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