Podría parecer una historia poco creíble, improbable como poco, pero los detalles de su búsqueda son curiosos y entretenidos.
La periodista que firma el libro compra para su marido una agenda Hermes de un modelo que ya no se fabrica.
Le llega a casa pero dentro encuentra un pequeño listín telefónico. Los teléfonos corresponden Cocteau, Chagall, Giacometti, Lacan, Aragon, Breton...y el año el 1951.
Esa búsqueda obsesiva, incansable, del dueño o dueña le lleva a una anotación. El teléfono de un arquitecto de Avignon y la palabra Menerbes, un pequeño pueblo del Luberon.
Y allí vivió Dora Maar, una artista que ha pasado a la posteridad más como una de las mujeres que compartieron la vida de Picasso que por su trabajo como fotografa y su colaboración en la creación del Guernica. Después de su ruptura él le regaló esa casa de campo y ella se ocupó de su reforma y pasó allí muchos días de verano a lo largo de su vida. También se ocupó de que Lacan, un psicoanalista que ya empezaba a ser muy cotizado la atendiera en sus episodios depresivos.
Los testimonios recogidos son interesantes sobre todo para los interesados en la vida artística y social de los años 40, los años de la ocupación nazi y las idas y venidas de personajes ahora míticos en aquellos momentos.
El libro se abre con dos dedicatorias y dos citas.
Una de Picasso "Je trouve d´abord, je cherche aprés"y la otra de la propia Dora cuyo nombre real era Henriette Theodora Markovitch "Mon destin est magnifique quoi qu il en semble. Autrefois je disais mon destin est trés dur quoi qu il en semble"