En una columna del diario EL País de ayer, Sergio del Molino (que escribe también inteligentes ensayos sobre la España "vaciada") se preguntaba por el futuro de los oligopolios&monopolios que deciden que series y películas podremos ver cada día.
Nos anticipaba algo que ya es verdad ahora. Según él tenemos bollería industrial y todo sale del mismo molde pero ni los algoritmos ni los ejecutivos saben realmente que quiere el público.
Los superhéroes siempre funcionan pero en la nueva serie de HBO que tiene todas las características para ser anti comercial ya que es lenta, coral, sin trucos ni giros de trama, ambigua, adulta, que exige un espectador cómplice ... no hay héroes sino unos buenos actores llenos de inseguridades y dudas, un director neurótico que rueda en París una versión de otra película muda, en blanco y negro, sobre el tema de los vampiros, que él mismo había dirigido hace años.
La línea entre realidad y ficción se confunde y el espectador admite toda esa confusión inteligente, que rinde un irónico tributo al cine de hace 100 años, a París y a las villanas que escapan por sus tejados con zapatos de tacón y un favorecedor traje de gato...
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