Un relato que transcurre en los momentos finales de la guerra de Troya, basado en La Iliada de Homero y en Las Troyanas de Eurípides.
Pero no es un relato épico o glorioso. Es el silencio de las mujeres troyanas, ante la muerte de sus maridos, padres, hijos junto a las murallas de Lyrnessus.
Aquiles, el hijo de la diosa del mar, Thetis y de un mortal, es el indiscutible vencedor. Para ellas es "el carnicero".
Briseis, a la que Homero calificaba de reina del amor, rosa en flor y de ojos radiantes, es adjudicada como trofeo de guerra a Aquiles, junto con el resto de las mujeres de los vencidos.
A partir de ese momento serán esclavas, enfermeras, tejedoras, limpiadoras, cocineras, sin voz ni voluntad propia. Y su visión del final de la guerra entre griegos y troyanos tiene poco que ver con los relatos que nos han llegado siempre.
La alienación de los guerreros, la soledad a pesar de la forzosa convivencia en espacios reducidos y llenos de guerreros heridos y moribundos, la ambigüedad en las relaciones de las troyanas nobles que tienen hijos con sus enemigos y tratan de olvidar su pasado y sobrevivir , las luchas internas entre Aquiles y el rey Agamenón que también desea a Briseis y acaba consiguiéndola, hacen que la lectura sea original y a la vez clásica aunque no siga el habitual embellecimiento de la guerra y la muerte como algo heroico y admirable sino que nos acerque a otra mirada de la realidad de la violencia y sus víctimas a lo largo de la historia de la humanidad.
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