El escritor británico Kazuo Ishiguro tuvo muchos años en el cajón este proyecto que su mujer le recomendó reescribir desde el principio. Y en 2015 lo publicó.
Los críticos hablan de una fábula, de mitos artúricos, de un Juego de Tronos con conciencia, de una parábola, de una reflexión sobre el amor de las parejas que llevan toda la vida juntas y que temen la vuelta de recuerdos terribles ya olvidados pero a la vez los necesitan, la relación entre la memoria y la culpa a nivel social.
La historia tiene lugar en un lugar indeterminado, años después de la desaparición del Rey Arturo y nos va mostrando pequeñas aldeas, unas sajonas, otras pobladas por britanos, que aparentemente viven en paz y parecen haber olvidado la ruptura de los tratados de paz firmados por el rey y que supusieron la matanza indiscriminada de sajones, mujeres y niños...
Esta paz se basa en el olvido selectivo del pasado y Beatrice, la anciana esposa de Axl lo llama la niebla. Ellos no recuerdan si tuvieron un hijo ni por qué ya no vive con ellos. Pero un día deciden hacer un viaje para encontrarse con él caminando a pesar de avanzada edad.
Encuentran hospitalidad en una aldea sajona donde un niño ha sido raptado por unos ogros pero nadie quiere salir a buscarlo hasta que un joven guerrero se encarga de luchar contra ellos y recuperar al muchacho.
Los aldeanos quieren matar al chico porque ven que ha sido mordido en el pecho y piensan que eso le convierte en un peligro y tienen que salir huyendo precipitadamente allí los cuatro.
Por el camino encuentran a un viejo caballero, sir Gawain, sobrino de Arturo, que busca a un dragón por encargo del rey desde hace muchos años pero que nunca consiguió acabar con él y ya ha dejado de ser un peligro real. Con el tiempo descubriremos que en realidad es el guardián del viejo dragón, dormido gracias a un hechizo de Merlín y cuyo aliento hace olvidar a los que viven en la región.
Paran en un antiguo fuerte habitado por monjes y también huyen precipitadamente porque llegan soldados queriendo matar al joven guerrero y a su protegido.
A pesar de todos estos temas ya muy conocidos en el género fantástico, ogros, dragones, caballeros andantes, monjes ... los personajes son cercanos, contradictorios y creíbles.
Y claro, no acaba bien. Ni mal. Un final abierto que cada quien puede imaginar a la medida de sus propios miedos y esperanzas.