jueves, 4 de junio de 2020

Consumimos el dolor ajeno pero no soportamos el propio. Las pasiones de la modernidad


Recuerdo escuchar a alguien que  decía que el dolor más fácil de soportar es siempre el dolor ajeno. 
Una entrevista de hace unos años, que habla de las pasiones de la modernidad y del dolor, a un profesor universitario, Javier Moscoso,  que publicó entonces una "Historia cultural del dolor

..." Al igual que existía en la Edad Media, ahora existe un consumo muy grande de dolor ajeno y una notable (y esto no existía en la Edad Media) falta de resistencia ante el dolor propio. Es decir: se consume tanto el dolor ajeno como se pretende evitar el propio con un uso masivo de fármacos.
-P: Si tuviera que hacer una radiografía del dolor del español actual, ¿Cuál podría ser? ¿Cuáles son los temas que nos causan más dolor a los españoles?
-R: Mi impresión es que el mayor problema sigue siendo la injusticia, a todos los niveles. Y esto lo que yo creo que produce un desencanto tanto desde punto de vista social como político. Se puede aceptar el dolor cuando va regulado o va seguido por una situación de esperanza, o bien se considera que es inevitable, pero lo que se tolera muy difícilmente es el dolor que se considera injusto o evitable.
Y desde el punto de vista político y social, es difícilmente tolerable la injusticia presente todos los días en los medios de comunicación, bien sea en casos de corrupción o en otro tipo de asuntos de naturaleza más social aflora permanentemente. En realidad nuestro mundo contemporáneo podría ser perfectamente definido como un ansia permanente de justicia.
-P: ¿Y cuáles son las pasiones de la modernidad, un tema en el que ha trabajado durante los últimos años?
-R: Las pasiones en las que yo trabajo son sobre todo pasiones de la rivalidad como la ambición, la envidia, los celos, el resentimiento… Son pasiones que en general van ligadas a la ambición, no tiene, por qué ser necesariamente emociones o pasiones negativas, que han tenido un exponente a lo largo de nuestro mundo contemporáneo. Estas son algunas de las pasiones de la modernidad, lo cual no quiere decir que no existieran antes, sino que han eclosionado y conquistado la forma en la que se construye el mundo contemporáneo.
-P: ¿Qué mueve más a la humanidad el amor o el odio?
-R: Prefiero pensar que el amor, por eso me da la impresión de que a pesar de todo, en algunas cuestiones se avanza, aunque el odio está muy presente y hay comportamientos humanos que no  pueden explicarse desde ningún otro punto de vista.
-P: ¿Es la indignación una seña de identidad de la sociedad actual?
-R: Sí, la indignación es una seña de identidad del mundo contemporáneo a partir del momento en el que hay un conjunto de promesas, que establece ya la Revolución Francesa, que son promesas incumplidas. Tienen que ver con una mayor democratización de los Estados, una mayor igualdad, ausencia de la injusticia que supone que la procedencia, la geografía, o el oficio de los padres influya en los desarrollos y las recompensas que tienen los seres humanos. Todo esto, como se sigue comprobando  hoy en día,  han sido promesas rotas la mayor parte de las veces.
La idea tan meritocrática,  de que podíamos llegar a una sociedad justa en sus fines y ética en sus medios,  se ha visto desbaratada muchas veces. Así pues, la indignación  o el resentimiento es una opción emocional y política, que aflora en distintos momentos de la historia. Ahora vemos, hemos visto y seguimos viendo uno de ello

https://edit.um.es/campusdigital/javier-moscoso-existe-un-consumo-muy-grande-de-dolor-ajeno-y-una-notable-falta-de-resistencia-ante-el-dolor-propio/


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