Una joven columnista del Guardian británico se inspira en un libro del escritor JB Priestley que se llamaba Delight y en el que hablaba de las cosas que le producían alegría.
La versión de Hannah Jane Parkinson es más actual y tan personal y desenfadada que su lectura es una experiencia muy sorprendente.
Algunas de esas pequeñas cosas es probable que sean compartidas por muchos lectores como: tener razón, encontrar algo perdido, ir a la peluquería, un buen masaje, el chocolate, un buen café, los picnics, tener un buen vecino, que tus amigos te inviten a comer, ese gol de tu equipo en el último minuto del partido.. pero otras son peculiares y por ello divertidas y a veces convincentes.
Por ejemplo recuperarse de un catarro, nadar en agua muy fría, escuchar tecno, arreglar cosas, aprender algo nuevo, escuchar conversaciones ajenas, los autobuses nocturnos, los viajes a una ciudad cercana para pasar el día cuando andas mal de dinero, relacionarse con extraños, viajar ligero de equipaje o preocuparse menos, recibir una carta por correo, que te regalen flores, cotillear, arreglar cosas, el olor a madera, ir sola al cine...
El tono a veces es confesional aunque con una ligereza y optimismo que hace esas dificultades que todos tenemos no suenen demasiado dramáticas.