Pero ya las primeras imágenes de un Estocolmo gélido, gris y amenazador nos hacen pensar en ciencia-ficción, en Blade Runner, y el ritmo de los primeros minutos es trepidante.
Dos escenas del crimen a las que asiste un solitario policia judicial que está de servicio esa noche y una familia casi al completo asesinada.
Un hijo adolescente que ha conseguido sobrevivir a la masacre está inconsciente en el hospital y no hay ninguna pista sobre los crímenes.
Otra hermana ingresada en un centro para jóvenes problemáticos podría ser el nuevo objetivo de un asesino en serie.
Una joven doctora le sugiere que consulte a un médico especializado en hipnosis y traumas graves pero este se resiste a hacerlo ya que ha sido acusado de falta de ética profesional en un caso anterior y desacreditado públicamente.
Cuando por fin decide iniciar el tratamiento del joven inconsciente, su propio hijo adolescente es secuestrado y no hay pistas sobre esta desaparición.
A partir de ahí, la historia se hace más compleja y menos creíble pero a pesar de todo se queda uno con ganas de conseguir el libro lo antes posible.