Radical, rebelde y visionario. Esta es la presentación que hace la Tate Gallery de un controvertido artista, tomado por loco por muchos de sus contemporáneos pero que inspiró a otros muchos artistas desde entonces.
La elección de los temas de sus obras es desde luego singular.
Aquí muestra el el fantasma de una pulga, inspirada en una de sus visiones, en la que el espíritu de dicho animal le cuenta que las almas de los hombres "sedientos de sangre en exceso" habitan allí.
The ghost of a flea
John Varley – an artist, astrologer and close friend of Blake – reported in his Treatise on Zodiacal Physiognomy (1882) that Blake once had a spiritual vision of a ghost of a flea and that ‘This spirit visited his imagination in such a figure as he never anticipated in an insect.’ While drawing the spirit it told the artist that all fleas were inhabited by the souls of men who were ‘by nature bloodthirsty to excess’. In the painting it holds a cup for blood-drinking and stares eagerly towards it. Blake’s amalgamation of man and beast suggests a human character marred by animalistic traits.
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